La Cuestión de la Realidad Trascendental

LA CUESTIÓN DE
LA REALIDAD
TRASCENDENTAL

“Lo absoluto y lo relativo pertenecen a una y la misma Realidad" (Ramakrishna)

“El Tao es el origen de todas las cosas” (Lao-Tse. El libro del Tao)

“Todo es conciencia” (Sri Aurobindo)

La Fuente Primigenia
A lo largo de todas las épocas, numerosos pensadores han postulado una idea clave, quizás la idea más importante posible: que toda la realidad que conocemos proviene de una única fuente original. Esta fuente ha recibido numerosos nombres, entre ellos los siguientes (por orden alfabético):

Absoluto (Metafísica).
Akasha y Brahman (Hinduismo).
Anima Mundi (Platon).
Campo Akásico (Ervin Laszlo).
Campo Punto Cero (Física cuántica).
Campo Unificado de la Conciencia (Maharishi).
Conciencia Absoluta (Ramana Maharshi).
Conciencia Pura (Frank Kinslow).
ECK (Eckankar).
El Campo (Lynn McTaggart).
Espíritu (Ken Wilber).
Espíritu Santo (Cristianismo).
Geist (Hegel).
Holograma cuántico (Michio Kaku).
Inteligencia Cósmica (Stanislav Grof).
Keter (Cábala).
La Fuerza (Iglesia Jedi).
Logos (antiguos griegos).
Matriz (Max Planck).
Matriz Divina (Gregg Braden).
Mente de la Naturaleza (Edgar Mitchell).
Mente Universal (Sri Aurobindo, Rhonda Byrne, Paul Davies).
Orden Implicado (David Bohm).
Punto Omega (Teilhard de Chardin).
Shunyata o vacío (Budismo).
Supermente (Sri Aurobindo).
Tao (Taoismo).
Uno (Plotino).
Unus Mundus (Jung y los antiguos alquimistas).

Aquí vamos a utilizar simplemente el nombre de “Absoluto”.

El Absoluto y sus propiedades

El término “Absoluto” deriva del verbo latino “solvo” (soltar) y tiene el significado de desatado, desvinculado, incondicionado, libre e independiente. La preposición “ab” añade la idea de separación total. Lo absoluto es lo real, la causa primera, lo trascendente. Todo lo demás tiene una relación de dependencia con el Absoluto.

El Absoluto es inefable e incognoscible, pero podemos intuir algunas de sus propiedades:

No tiene atributos y tiene todos los atributos posibles.
No tiene atributos porque asignarle atributos es limitarlo, y el Absoluto no tiene limitaciones. También podemos afirmar que tiene todos los atributos posibles, aunque sean contradictorios, pues el Absoluto trasciende el mundo relativo, que es de naturaleza dual.
Es la fuente de todas las posibilidades.
El Absoluto contiene todas las posibilidades de manifestación y de no manifestación. El Absoluto es, a la vez, inmanifiesto y manifiesto.
Es la fuente de todo lo que existe.
Todo el mundo manifiesto, el mundo de las formas, procede del Absoluto. Cuando se manifiesta, el Absoluto experimenta un descenso o “caida”, que no deja de ser un juego del propio Absoluto para conocerse a sí mismo.
Es conciencia pura.
Todo lo que existe es conciencia, manifiesta o inmanifiesta. Solo hay una conciencia, que es el Absoluto, la conciencia pura, básica y fundamental.
Es dual y no dual.
El Absoluto carece de opuestos (es no dual). También incluye o engloba los opuestos, pues el mundo de la dualidad, el mundo manifiesto, es una expresión del Absoluto, el fundamento de los opuestos.
Es inmanente y trascendente. Es inmanente porque es inherente y está presente en todo lo creado. Y es trascendente porque se oculta en lo más profundo del mundo manifiesto.
Tiene forma y no la tiene.
El Absoluto manifiesto es el mundo de las formas. El Absoluto no manifiesto carece de toda forma.
Es sujeto y objeto.

Sujeto y objeto son dos formas distintas (duales) de aproximarnos con la mente a la realidad manifiesta. Pero el Absoluto es objeto y sujeto al mismo tiempo. Cuando se colapsa la dualidad sujeto-objeto, solo queda la conciencia pura, no dual.
Es vacuidad y plenitud.
El Absoluto es vacuidad porque no tiene atributos, es la esencia de todo. Tras el mundo de las formas está la vacuidad. Pero el Absoluto es también la plenitud radical porque lo contiene todo, no le falta nada.
Es libre.
El Absoluto es libre, es decir, no está limitado ni condicionado por nada, está liberado de todo, incluyendo el espacio y el tiempo.
Es omnipresente.
El Absoluto lo abarca todo, está presente en todo, incluyendo el mundo inmanifiesto y el mundo manifiesto. A su vez, en el mundo manifiesto está en todo objeto o fenómeno, en cada punto del espacio y en cada momento del tiempo. La metáfora del mar es muy ilustrativa: el Absoluto es como el mar, que está presente en lo profundo y en las olas, las manifestaciones superficiales.
Es lo único que existe.
El Absoluto es lo único que existe, es la única realidad. Nada existe fuera del Absoluto. Todo lo posible ya existe. Sus manifestaciones no son la verdadera realidad. La auténtica realidad subyace en todo lo que existe. “Lo único que existe es el Espíritu” (Ken Wilber).
Es la esencia de todo.
El Absoluto es la esencia profunda, perfecta y sutil que reside en todas las cosas. Es la naturaleza de las naturalezas, el ser de todos los seres, la condición de todas las condiciones. Esta esencia impregna toda la realidad, pues es el fundamento de todas las cosas.
Es Unidad.
El Absoluto es la unidad esencial de todo. En el Absoluto no existen fronteras ni partes ni separaciones ni demarcaciones. Todo está unificado, todo es la misma cosa. Nosotros conceptualizamos, categorizamos, y clasificamos, estableciendo así fronteras entre las cosas, pero no debemos confundir el mapa (un producto de la mente humana) con el territorio (la realidad).
Es la Totalidad.
El Absoluto es la Totalidad, presente en todo cuanto existe. Además, cada nivel de manifestación del Absoluto es también una totalidad, un holón, según Ken Wilber, de tal manera que una totalidad u holón está incluida en otra totalidad mayor u holón de nivel superior. Cada nivel no es una parte ni una totalidad, sino una totalidad/parte, un holón: parte que es totalidad y totalidad que es parte. “Todo es un contexto que, a su vez, se halla dentro de otro contexto” (Ken Wilber). Esta estructura jerarquizada de la realidad manifestada es lo que se llama “Gran Cadena del Ser”.
Es auto-reflexivo.
El Absoluto es conciencia primordial, conciencia pura, es decir, autoconciencia. El Absoluto se ve a sí mismo como Absoluto en todas sus manifestaciones. En cada acto de conciencia, el Absoluto se contempla a sí mismo. El Absoluto es autoconocimiento: el objeto del conocimiento es él mismo, es decir, hay identidad entre objeto y sujeto.
Es simple.
El Absoluto es lo más simple que existe, la simplicidad suprema. “En la profundidad más profunda se halla lo más simple” (Ken Wilber).
Es inefable.
El Absoluto no puede expresarse con palabras porque está más allá de las palabras, del lenguaje. Y es inefable, no porque sea demasiado complejo, sino porque es demasiado simple, obvio, próximo y evidente como para poder ser expresado.
Es invariable.
El Absoluto no cambia, no está sujeto al tiempo. Es como un espejo en el que se reflejan las formas cambiantes pero que siempre permanece invariable.
Es el Centro de todo.
Una frase atribuida a San Buenaventura dice que “Dios es un círculo cuy centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna”. Lo mismo puede afirmarse del Absoluto, el centro de todo.
Es el testigo primordial.
El Absoluto es el testigo primordial, el testigo puro que está detrás de todos los fenómenos, incluyendo nuestra conciencia, pensamientos, emociones y sensaciones.
Es invisible.
El Absoluto no se puede ver, de la misma forma que no podemos ver nuestros propios ojos. El Absoluto es pura esencia, sin forma ni sustancia. Las cosas que pueden ser vistas son las de tipo dual. No puedes ver el Absoluto porque es el Absoluto el que ve con tus ojos.
Es lo más elevado.
El Absoluto es el nivel más elevado (o más profundo) del espectro de la existencia y de la conciencia, y también es el fundamento de todo el espectro. En la metáfora de la escalera, los diferentes peldaños representan el espectro de la conciencia. El Absoluto es el peldaño superior, situado en un punto que trasciende o que se halla por encima de toda forma manifestada. El Absoluto está también en los peldaños y en el espacio entre ellos.
Conecta todas las cosas.
El Absoluto, como esencia primordial de todo lo que existe, conecta todas las cosas, pues todo tiene un origen, un fundamento común.
Mora en nosotros.
El Absoluto mora dentro de nosotros, pero no somos una “parte” del mismo sino que compartimos su esencia.
Es el poder absoluto.
El Absoluto es el poder que está detrás de todo lo manifiesto y la posibilidad de manifestación desde lo inmanifiesto. Es el poder que sostiene todo. Ese mismo poder reside también en lo más profundo de nosotros mismos.
Es aespacial y atemporal.
El Absoluto no existe en el espacio. El espacio es una manifestación del Absoluto. Es como un punto sin extensión. Pero, como decía Plotino, no está en ningún lugar, pero no hay lugar donde no esté.

El Absoluto no existe en el tiempo, pues el tiempo es también una manifestación del Absoluto. Pertenece a la eternidad, entendida no como una duración infinita sino como la ausencia de tiempo o como un momento sin duración o presente eterno. El presente no existe en el tiempo, mora en la eternidad, es el presente atemporal y eterno. La eternidad está presente en cualquier instante. Lo único que existe es el “ahora”, la omnipresencia del presente. En el presente podemos encontrar la plenitud.
No se puede alcanzar y ya lo hemos alcanzado.
El Absoluto no se puede alcanzar porque para alcanzarlo tendríamos que pasar desde el mundo relativo al Absoluto. Pero aunque no se puede alcanzar, sí podemos aproximarnos a él a través de la contemplación. En la contemplación o percepción profunda (sin pensamientos, sin análisis de lo que se percibe) se para el tiempo, todo se aquieta, la actividad queda en suspenso. “Toda percepción directa es percepción de lo atemporal” (Ken Wilber). Al percibir algo relacionado con una forma circular, sea natural o artificial (como un mandala), estamos evocando el Centro, la Unidad, la Totalidad, el Absoluto. En ese punto se puede intuir su poder, ver las conexiones profundas entre todas las cosas y experimentar la belleza, la perfección, la libertad y la creatividad.

También podemos considera que el Absoluto ya lo hemos alcanzado (aunque lo ignoremos) porque todo lo relativo contiene su esencia y mora en nosotros. Es más, es imposible escapar de él porque está en todo. Relacionándolo con el presente/eternidad/no-tiempo, podemos decir que no tiene sentido “entrar” en la eternidad porque ya estamos en ella, pues es en el presente donde mora la totalidad del ser.
No se puede experimentar.
Al no poderse alcanzar, el Absoluto no se puede experimentar. Además, toda experiencia supone una limitación, pues las experiencias nos limitan, nos contraen. Si el Absoluto se experimentara de una forma concreta, estaríamos limitándolo, pues las experiencias pertenecen al mundo fenoménico o relativo y está ligada al tiempo. Pero el Absoluto trasciende al tiempo y a toda experiencia particular. El Absoluto es la experiencia trascendental y universal, la experiencia fundamento de todas las experiencias particulares. El Absoluto, no obstante, es consciente de toda experiencia, pero en sí mismo no es ninguna experiencia. Pero, como podemos aproximarnos, podemos tener ciertas sensaciones de libertad, de falta de limitaciones y condicionamientos, e intuir que en ese reino no hay separación, ni muerte ni miedo ni dolor.
No se puede conocer.
El absoluto se conoce a sí mismo, pero no puede ser conocido, pues si así fuera, lo limitaría y el Absoluto no tiene límites conceptuales, trasciende todos nuestros conceptos, pues es conciencia pura. De todas formas, podemos intuir ciertas propiedades que nos aproximan o acercan a su naturaleza. Además podemos realizar el camino de ascenso desde los muchos (el mundo de las formas) hasta el Uno, que es el “camino de la sabiduría”, un camino de trascendencia, que ve que detrás de la diversidad de los fenómenos descansa el Uno. Y, una vez logrado cierto nivel de sabiduría, realizar el camino de descenso, el “camino de la compasión”, en donde el Uno, a través nuestro, abraza a los muchos, a todas las formas. Hay, pues, que unir lo ascendente y lo descendente, morar en la vacuidad y abrazar todas las formas.
Es inteligencia creativa.
El Absoluto es inteligencia suprema, que nosotros percibimos como intuición. Y es inteligencia creativa porque la creatividad es la capacidad de relacionar y el Absoluto conecta todas las cosas. “La creatividad forma parte del sustrato del universo” (Ken Wilber).
Es la estabilidad suprema.
Solo la unidad es estable. Todo lo demás es inestable y tiende a ir a la unidad, a la búsqueda del equilibrio. Todo ha salido de la unidad y tiende a retornar a ella. La unidad es la meta de todo.

A nivel manifestado todo es vibración. Nada está quieto, todo vibra. La materia aparece (se manifiesta) por su menor frecuencia vibratoria. Si la vibración aumentase, pasaría a una dimensión invisible. Cuando entidades de otros niveles mas profundos bajan su frecuencia vibratoria, entonces se manifiestan como materia o fenómenos físicos en general.
Es significado supremo.
No hay nada más que una cosa: la unidad, el estado que contiene todo, que conecta todas las cosas, todas sus manifestaciones. Desde la unidad no hay nada que explicar, pues hay una conciencia unificada, donde todo es la misma cosa y donde todo adquiere significado.

Algunas Concepciones de la Realidad Trascendental
El campo unificado de la conciencia

La teoría del campo unificado es una teoría física que intenta unificar todas las fuerzas de la naturaleza en un único marco teórico. Se basa en la creencia de que las cuatro fuerzas fundamentales (electromagnética, gravitatoria, nuclear fuerte y nuclear débil) son simplemente diferentes aspectos o manifestaciones de un campo fundamental único, un campo del que surgen todas las leyes de la naturaleza y que es la base y esencia de todos los fenómenos del universo.

Las fuerzas físicas se pueden describir mediante campos. Un campo se refiere a una magnitud física que presenta diferentes valores sobre una región del espacio. Históricamente fue introducido para explicar la acción a distancia de las fuerzas de gravedad, eléctrica y magnética. El término “campo unificado” fue acuñado por Einstein, que intentó (durante sus últimos años), sin conseguirlo, unificar la teoría de la relatividad general y el electromagnetismo.

Una teoría del campo unificado también se denomina “teoría de todo” (en inglés, Theory of Everything o TOE), aunque realmente, para merecer tal denominación, debería incluir todas las manifestaciones de la existencia y no solo las físicas. Actualmente a la TOE le falta integrar y armonizar la teoría de la relatividad general con la mecánica cuántica. En los últimos años, la búsqueda del TOE se ha centrado principalmente en la teoría de cuerdas.

Por analogía con la física, se ha planteado la existencia de un campo unificado de la conciencia, un campo holístico y trascendental, cuyas manifestaciones serían los diferentes aspectos o estados de conciencia, incluyendo los aspectos físico y mental. Sería la verdadera “teoría de todo”.

El campo unificado de la conciencia, según la Ciencia Védica

El campo unificado de la conciencia se describe en la llamada “Ciencia Védica”, disciplina creada por Maharishi Mahesh Yogi a partir de las antiguas enseñanzas de la literatura Védica:

Es conciencia trascendental, la casa de nuestro propio ser y de todas las leyes de la naturaleza.
Es la fuente de donde surgen todas las formas, fenómenos y leyes de la naturaleza, incluyendo las leyes físicas, de la mente y del pensamiento. El universo entero es la manifestación de este campo unificado.
Se manifiesta en todos los niveles de la creación, que comparten la misma esencia. Es una fuente compacta que se despliega como el crecimiento de un árbol a partir de la semilla.
Es un espacio de libertad, en donde desaparecen los límites y las fronteras. Es el campo de todas las posibilidades.
Es un espacio de creatividad, de inteligencia creativa.
Posee poder organizador ilimitado.
Es inteligencia pura y conocimiento puro. El conocimiento puro es el estado de conciencia en el que la conciencia no tiene nada más que a sí misma.
Es auto-referencial. La conciencia es consciente de sí misma. Se trata de la propiedad más básica de la conciencia. La estructura auto-referencial de la conciencia unifica los tres aspectos del conocimiento: el conocedor (Rishi), lo conocido (Chhandas) y el proceso de conocimiento (Devata).
Es conciencia en movimiento, pero movimiento dentro de sí misma, una estructura dinámica dentro de su eterno silencio. Es un proceso dinámico porque interactúa con su propia presencia. Esta dinamicidad tiene dos aspectos:
1. Sonidos o mantras. Son estructuras de conocimiento puro, los sonidos del Veda. Son vibraciones dentro de la conciencia que se experimentan como una secuencia de sonidos dentro del profundo silencio de la mente.
2. Brahmana. Son las estructuras dinámicas, la inteligencia que estructura y organiza los mantras.

Para Maharishi, “El descubrimiento del campo unificado de la conciencia y su estructura es el descubrimiento más significativo de nuestro tiempo”.

La teoría del campo unificado de la conciencia de Ken Wilber

Ken Wilber ha desarrollado una teoría integral de la conciencia, una teoría del Campo Unificado de la Conciencia, que engloba la filosofía, el misticismo, la psicología, la antropología, la Teoría General de Sistemas, etc. Por su visión integradora, a Wilber se le ha llamado “el Einstein de la conciencia”. Su teoría es una cosmovisión, una síntesis de varias tradiciones filosóficas, psicológicas y espirituales, tanto occidentales como orientales, entre ellas:

La filosofía budista de la escuela Madhyamaka. Wilber es seguidor del budismo.
La filosofía Vedanta Advaita y de Ramana Maharshi.
La filosofía de Sri Aurobindo (sobre evolución cósmica).
La Filosofía Perenne y la Gran Cadena del Ser.
La filosofía de Plotino.

Wilber compara la conciencia con el espectro electromagnético. Así como existen diferentes manifestaciones del mismo fenómeno electromagnético (luz infrarroja, luz ultravioleta, ondas de radio, rayos gamma, etc.), de la misma forma existe un amplio espectro de manifestaciones de conciencia: desde un extremo (la inconsciencia) hasta el otro extremo (la conciencia completa o iluminación), pasando por diferentes estados intermedios, que representan verdades, visiones y perspectivas más o menos parciales. Todo este espectro de conciencia se integra en un campo holístico, en un ente universal que Wilber denomina “Kosmos” (para distinguirlo del Cosmos, que es un nivel exclusivamente físico):

Es un universo no dual, no tiene opuestos. Abarca toda la existencia manifiesta e inmanifiesta. Es una unidad no dual de vacío y forma.
Está constituido de “perspectivas”, que son los diferentes tipos o estados de conciencia.
Existe un conjunto de perspectivas “primordiales” que, por iteraciones sucesivas, generan el Kosmos. (Creo que estas estructuras primordiales se pueden identificar como arquetipos primarios).
Es un mandala (de 4 cuadrantes) y nosotros somos este mandala, la conciencia que establece y manifiesta esta matriz global.

El bloque constructivo fundamental del Kosmos es el “holon” (concepto tomado de Arthtur Koestler), un ente que simultáneamente que integra el todo y la parte:

Cada entidad y concepto es un holon porque comparte una naturaleza dual: como un todo en sí mismo y como parte de otra totalidad.
Toda la creación (lo manifiesto) es un holon. Lo inmanifiesto (el vacío) no es un holon.
Existe una jerarquía de holones anidados (holoarquía). La realidad es un conjunto de holones estructurados en una gran holoarquía del ser, de la conciencia, de la materia y de la vida.

Por otra parte, Wilber se refiere al Absoluto por sus propiedades:

Es el estado más elevado de la existencia y la misma sustancia de todo cuanto existe, el peldaño más alto de la escalera y la misma madera con la que está construida.
No tiene nada fuera de sí mismo, nada existe aparte de él y nada es distinto a él-
La verdad absoluta reside en el vacío, en lo inmanifiesto. Las verdades relativas están en las formas, en lo manifiesto. La forma evoluciona. El vacío permanece inalterable.
La totalidad de la realidad manifiesta (la forma) es solo una onda sobre el oceano de lo inmanifiesto (el vacío).
Solo la “conciencia sin forma”, la sensación simple de ser, existe de forma absoluta. A esta conciencia sin forma, consciente solo de sí misma, Wilber lo denomina “Espíritu”.

Wilber afirma que su teoría saca a la luz una dimensión de la realidad que el pensamiento occidental ha ignorado desde el Renacimiento. Una dimensión que denomina “profundidad”. Aboga por una ciencia que integre a todas las manifestaciones de la conciencia.

El Uno, de Plotino

Plotino fue un filósofo y místico griego, considerado como el máximo representante del neoplatonismo. Fusionó la tradición filosófica griega y el orientalismo. Su doctrina es una teoría de la trinidad: el Uno, el Nous y el Alma.

La totalidad se reduce al Uno, el Absoluto (que es no mutable y no múltiple), del que emana la realidad finita (cambiante y múltiple). El Uno es lo más grande y la unidad de todas las cosas. Es indescriptible.
Del Uno emana el Nous (el intelecto), el Alma (que es inmortal) y finalmente la Naturaleza, la multiplicidad de los entes físicos.
El hombre puede ídentificarse con el Uno mediante un proceso ascendente de purificación.

La Supermente, de Sri Aurobindo

Sri Aurobindo introdujo el concepto de evolución en el pensamiento Vedanta. Enseñaba un “yoga integral”, un método de evolución.

Existe una Supermente, una mente unitaria de la que nuestros cuerpos y mentes individuales son minúsculas subdivisiones.
La Supermente es un principio activo, que evoluciona.
La humanidad no es el último escalón de la evolución.

El Campo, de Lynn McTaggart

Según Lynn McTaggart, existe un campo global profundo de energía que denomina simplemente “El Campo” que sostiene y da coherencia al universo y que interconecta todas las cosas.

Todo está conectado a través del Campo. Conecta no solo al mundo físico, sino también a las personas, con sus pensamientos e intenciones. El Campo puede ser influenciado por el pensamiento y la intención.
Nada tiene significado aisladamente sino dentro del Campo. Las partículas cuánticas no están aisladas porque aisladas no poseen significado. Solo pueden ser comprendidas en sus relaciones. La realidad fundamental es una red indivisible de relaciones dinámicas interdependientes.
El Campo es una vision unificadora que armoniza ciencia y espiritualidad.

La Matriz Divina, de Gregg Braden

La Matriz Divina es un campo de energía bastante parecido al Campo de McTaggart:

Es un campo de energía que conecta toda la creación y que interactúa entre los cuerpos y que los mantiene unidos y comunicados entre sí.
Es el contenedor que sostiene el universo, el puente entre todas las cosas.
Es el espejo de lo que hemos creado y de nuestras creencias.
Es la fuente de todo lo existente y la fuente de todas las posibilidades.
Es un campo no local y holográfico. Cada parte del campo está conectada con todas las demás, y cada parte refleja la totalidad a una escala menor.
Todos interactuamos entre sí. La experiencia de un miembro de un grupo es compartida por los otros miembros del grupo, en algún grado.
Algo que se ha unido queda conectado para siempre, independientemente de su posición física.
Enfocar nuestra conciencia en algo, al escoger entre las posibilidades existentes, es un acto de creación de una nueva realidad.
Pasado, presente y futuro están íntimamente unidos.
Nos comunicamos con el campo mediante el lenguaje de las emociones.
Las células y el ADN se comunican a través de este campo de energía. Las emociones tienen una influencia directa sobre el ADN. El ADN es un código que nos conecta con la energía de la Matriz Divina.

Adenda
Los Vedas y el hinduismo

“Veda” es un término sánscrito que significa “conocimiento”. Pero no un conocimiento parcial, sino un conocimiento unificado, absoluto, trascendental, el verdadero conocimiento e inteligencia de la naturaleza y de toda la creación. Veda es la “Constitución del Universo”.

“Veda es la raíz y ciencia de todas las leyes naturales” (texto védico Manu Smriti 2.6).

Los Vedas son los libros sagrados del hinduismo. Están escritos en sánscrito y su origen se sitúa entre los años 1400 y 400 a.C. Se consideran una doctrina sagrada, un conocimiento revelado por los dioses. Están estructurados en cuatro colecciones o textos (Samhita):

Rig-Veda. Colección de himnos a los dioses, compuesta por los sacerdotes.
Sama-Veda. Recopilación de cantos del Rig-Veda adaptados para el uso litúrgico.
Zadzur-Veda. Recopilación de fórmulas para los sacrificios.
Atharva-Veda. Recopilación de fórmulas mágicas y conjuros.

La literatura Védica hindú incluye, además de los cuatro Vedas, Brahmana (comentarios e interpretaciones de los himnos Védicos), Arañaki (apéndices de los Brahmana, orientados a la meditación en los bosques) y Upanishad (tratados especulativos y filosóficos sobre los Vedas y las enseñanzas de los maestros).

Los hindúes creen en una realidad eterna, absoluta, infinita, principio único, causa y fundamento de toda la creación: Brahman. Es imposible conocerlo o definirlo. Los diferentes dioses son solo intermediarios o vías de aproximación a esta realidad última. La diversidad de cosas y eventos contradictorios que nos rodean, no son sino diferentes manifestaciones de la misma realidad última llamada Brahman.

La Meditación Transcendental

Según Maharishi, el campo unificado de la conciencia se puede experimentar mediante una técnica específica: la Meditación Transcendental (MT). Se realiza mediante un proceso recursivo (repetición de un mantra), hasta llegar al estado trascendental (o auto-referencial) de la conciencia. La MT es un proceso de interiorización progresiva, desde la superficie de la mente (donde aparecen los pensamientos) hasta lo profundo (la conciencia pura, donde no hay pensamientos). Durante la meditación se experimenta un estado de alerta, un profundo descanso y se eliminan tensiones. También se despliega la inteligencia y la creatividad, pues se conecta con la unidad y esencia de toda la naturaleza.

La Filosofía Perenne

Es una metafísica cuyo argumento principal es que hay un conjunto universal de verdades comunes y eternas de tipo místico que subyacen en todas las religiones del mundo, aunque las expresen de diferentes maneras. El término fue utilizado por primera vez por Leibniz y popularizado por Aldous Huxley en su libro “La Filosofía Perenne”.

En la Filosofía Perenne hay cuatro dogmas fundamentales:

Hay un fundamento divino que se manifiesta en la diversidad del mundo fenoménico.
Los seres humanos pueden percibir este fundamento divino por intuición directa.
El hombre posee una doble naturaleza: un ser fenoménico y temporal (el ego) y un ser eterno (el espíritu).
La vida del hombre tiene el único propósito de identificarse con su ser eterno.

Uno de los axiomas fundamentales de la Filosofía Perenne es la “Gran Cadena del Ser” que va desde la materia al espíritu. En esta cadena el hombre ocupa el lugar más elevado (aunque por debajo de los ángeles).

Vedanta Advaita

“Vedanta” es un término sánscrito que significa “fin u objetivo de los Vedas, de la literatura Védica, que trata de la unidad de la realidad y del conocimiento”. “Advaita es otro término sáncrito que significa “no dual”. Vedanta Advaita es la filosofía hindú de la no dualidad. En la filosofía occidental se llama “monismo”:

La realidad no es ni física ni mental. Es una manifestación de una realidad suprema: Brahman, el Absoluto.
Brahman es la única realidad, que es transcendente, suprema y última. Brahman es infinito, omnipresente, omnipotente, el conocimiento puro. No tiene atributos ni forma. Es auto-existente, absoluto e imperecedero.
Todo lo que es distinto de Brahman es falso, pura ilusión (maya).
No es posible describir esta realidad suprema, solo es posible expresar referencias indirectas. Pero se puede experimentar mediante la unión mística con el Absoluto.
Somos ignorantes de nuestro verdadero ser, porque vemos a través de maya. Esta ignorancia nos hace sentirnos separados de Brahman. Pero el alma (Atman) nunca está separada de Brahman. “Atman es Brahman”. El alma es exactamente igual que Brahman. No es parte de Brahman, sino el mismo Brahman.

Adi Shankara, el filósofo más importante del hinduismo, fue el primero en establecer los principios de Vedanta Advaita. Ramana Maharshi, uno de los grandes místico del hinduismo era seguidor de Vedanta Advaita.

La realidad del vacío del Budismo Madhyamaka

La escuela Mahayana (“el gran vehículo”), la escuela seguida por Ken Wilber, es una de las dos grandes divisiones del Budismo (la otra es Hinayana (“el pequeño vehículo”). La escuela Mahayana se divide en dos corrientes filosóficas:

La primera es la anti-metafísica Madhyamika o escuela dialéctica, que enfatiza la negación de toda la realidad fenoménica, a través de una especie de “reducción al absurdo”, para llegar al absoluto inefable del Vacío (shunyata), que es la única realidad.
La segunda escuela es la Vijnanavada o “doctrina de la conciencia”, que utiliza la experiencia de la meditación para demostrar que toda la realidad, en último término, es conciencia.

Bibliografía

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